jueves, 11 de febrero de 2010

LA AUTONOMIA

la formacion en la autonomia de los niños es necesara par forma sujetos libres y con conciencia ciudadana, ademas que sepan ejercer sus derechos; observa este video y diviertete un poco

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BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA

•Participación ciudadana de la infancia desde el paradigma del protagonismo http://www.crin.org/docs/Perú_Congress_IFEJANT_AlejandroCuassianovish.doc
•“Derechos y libertades civiles y políticas. Participación y ciudadanía infantil” Toledo, 30 de junio, 1 y 2 de julio de 2005: http://www.redinfancia.org/redlocal/documentos/35;jsessionid
•Sujeto político y sujeto de derecho. Algunos apuntes acerca de la literatura académica sobre niñez y ciudadanía. Daniel Brailovsky http://www.educared.org.ar/biblioteca/coordenadas/files/ciudadania.pdf
•OBSERVATORIO DE LOS DERECHOS DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA http://www.odna.org/legal3.html
•Plan Nacional de Desarrollo 2007 -2010. Un Plan para la Revolución Ciudadana http://www.odna.org/ODNA-PDF/Plan%20Nacional%20de%20Desarrollo%202007%20-2010.pdfPDF/Plan%20Nacional%20de%20Desarrollo%202007%20-2010.pdf


•CONSEJO NACIONAL DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA http://www.odna.org/ODNA-PDF/plan_decenal.pdf
•El retorno del ciudadano: Los inestables territorios de la ciudadanía en América Latina http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/115/11501403.pdf
•Revista Confluencia, año 1, número 4, otoño 2004, Mendoza, Argentina, 1 ISSN 1667-6394 http://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/332/Parola.%20Resena1Confluencia4.pdf
•Guía No. 6 Estándares Básicos de Competencias Ciudadanas http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/article-75768.html

FICHA DE CONTENIDO


TEMA: DEMOCRACIA
AUTOR: TILLY, Charles.


SUBTEMAS
TITULO: La democratización mediante la lucha

Revista: Sociológica No. 57. Universidad Autónoma Metropolitana



EDICIÓN:57
EDITORIAL:
U.A. METROPOLITANA
CIUDAD: México
PÁGINAS:
4
AÑO: Enero –abril de 2005
LOCALIZACIÓN: Centro de documentación del I E P
CONTENIDO
PALABRAS CLAVES

La intencionalidad del autor es hacer un estudio comparado de cómo ha sido el desarrollo de la política de la confrontación como posibilidad para la configuración de la democracia tomando como referente los proceso histórico de Francia e Inglaterra desde 1650. P. 40

Dicha política de la confrontación se encuentra mediada por corriente arriba por las exigencias que realizan las personas de acuerdo a sus intereses, las cuales se buscan negociar, y corriente abajo, hace alusión a la forma como se configuran las instituciones democráticas, desde ambas perspectivas busca comprender como se ha constituido la democracia. p. 41

Considerando lo anterior el autor quiere destacar “dos puntos centrales: primero, que los caminos a la democracia en diferentes regiones y épocas variaron profunda y sistemáticamente en función de los regímenes previos y de la estructura social heredada; segundo, que en contra de las ideas más difundidas, todos los caminos a la democracia se transitaron mediante intensas luchas; la democracia nunca resultó barata”. P. 41

Para realizar este ejercicio el autor propone traer a colación tres tipos de historias de cultura, arte y luchas, específicamente “las historias de la cultura o del carácter nacional colocan la carga explicatoria acerca de la democracia o su ausencia en las actitudes, valores y comprensiones profundamente sedimentados que presumiblemente se forman y cambian sobre la base de intervalos muy largos de tiempo, tan largos que para mucha gente no podemos alentar una esperanza de democratización en el futuro inmediato. Las historias del arte se enfocan sobre los políticos virtuosos quienes, mentalizados acerca de modelos previamente establecidos, manufacturan instituciones democráticas. Aunque esta manufactura puede ocurrir mediante pequeños incrementos, también puede, en ocasiones, convertirse en un rápido golpe de inspiración. Las historias de lucha dan cuenta de la democratización como el resultado – no necesariamente intencionado de alguien – de un conflicto entre gobernantes, aspirantes a gobernantes y otros actores políticos, incluyendo segmentos movilizados de la población en general” p. 42

Los tres tipos de historia presentan diferentes tiempos, direccionalidades y elementos causales, evidenciándose según el autor, que en Europa durante el periodo en análisis se desarrolló más la historia de lucha para la búsqueda de la democracia mientras que la historia de cultura y arte ocuparon puestos secundarios en el proceso de democratización.

Concretamente cuando el autor hace alusión a la democratización se refiere “a incrementos en la magnitud y equidad de la participación política, a consultas obligadas a la población respecto al personal, recursos y políticas estatales y a la protección de esa población contra acciones arbitrarias de los agentes del gobierno. Como una forma abreviada de designar a todo lo anterior podemos hablar de incrementos o decrementos en los mecanismos de consulta protegida o asegurada, calificando como democracia a la existencia de altos niveles de consulta protegida” p. 43.

Específicamente durante el proceso francés, ingles y de otros países europeos ese proceso de democratización generó diferentes cambios especialmente en las relaciones sociales que pueden definirse en tres planos interrelacionados en lo que respecta a las políticas públicas, las desigualdades absolutas y las redes de confianza. Lo concerniente a las políticas públicas “en el curso de la democratización, el grueso de la población asume exigencias obligatorias, responsables y relativamente equitativas respecto de los agentes, actividades y recursos del gobierno. En un proceso concomitante, las desigualdades absolutas declinan en aquellas áreas de la vida social que o bien configuran o bien respaldan directamente la participación en los asuntos públicos. Finalmente, ocurre un cambio significativo en los espacios de las redes interpersonales en que la gente se apoya cuando lleva a cabo empresas riesgosas de largo plazo, tales como el matrimonio, el comercio exterior, la afiliación gremial y la inversión de sus ahorros. Esas cadenas se mueven desde la evasión a cualquier forma de detección y control por parte del gobierno, hasta el involucramiento con las agencias del gobierno y la presunción de que esas agencias respaldarán sus compromisos en el largo plazo” p. 43

Para comprender el desarrollo de la democratización es necesario que se intercepten los tres planos, aunque según el mismo autor la mayoría del tiempo interaccionan para bloquear la misma, no obstante en Europa los tres en diferentes casos jugaron a favor de fomentar la consulta protegida, lo cual se dio en el marco de grandes luchas a través de diferentes mecanismos denominados promotores de la democracia como la conquista, la confrontación, la colonización y la revolución. p. 44


DEMOCRACIA

INTERESES

CULTURA

ARTE

LUCHA

POLITICOS

CONFLICTO

EQUIDAD
COMENTARIOS:
-

ELABORADA POR: ARCANGEL VARGAS LOPEZ

TIPO DE FICHA: TEXTUAL ARGUMENTATIVA

TIEMPO DE DURACION: 4 HORAS

FECHA: ENERO 2010



ENSAYO SOBRE CIUDADANIA



ENSAYO SOBRE CIUDADANIA

Arcángel Vargas López


Esta ensayo se enfocara específicamente, en algunas temáticas que circundan alrededor del concepto de ciudadanía; en este sentido, el desarrollo de este concepto se abordara partiendo desde sus diferentes concepciones, articulando a ello las diferentes perspectivas históricas, educativas, y políticas, que lo permitan dilucidar la idea de manera precisa y así concebir la ciudadanía como un consolidado que regula, exhibe y configura al sujeto en medio de una sociedad de derecho.


El concepto de ciudadanía se concibe desde la perspectiva de derecho, en la medida que es a partir de la construcción y consolidación del individuo como ciudadano, que se logra asimilar el carácter de este como sujeto de derecho que está inmerso en una sociedad de iguales, un escenario donde él puede ejercitar y afirmar su estatus de ciudadano, actuando en un contexto democrático de manera individual, pero inmerso en un colectivo en el que pueda autoregularse y de igual manera adquirir criterios necesarios para proceder, evaluando también a otros, es de esta manera que “la ciudadanía va ligada a la aparición de los estados modernos en cuyo contexto se definen y se ejercen los deberes y derechos ciudadanos (…) tiene, pues, una doble cara: la individual y la grupal o comunitaria” () esto también lo plantea Marshall retomando el marco de lo individual y lo colectivo cuando dice “ciudadanía es un status que se concede a los miembros de pleno derecho de una comunidad. Sus beneficiarios son iguales en cuanto a los derechos y obligaciones que implica” (1998:37).

En este sentido, la ciudadanía puede ser entendida como “membrecía plena de una comunidad” (Castro, 99) y es así que se articula la idea de un conglomerado de individuos que pertenecen a un determinado lugar, en este caso una comunidad, percibiéndose así la necesidad de regulación de los vínculos entre ellos lo que es fundamental para la construcción y posterior consolidación de ciudadanía; respecto a esto, Mockus plantea que “ser ciudadano implica que se está a favor de los procesos colectivos. Ciudadano es el que se asocia, se organiza con otros ciudadanos y emprende acciones colectivas en torno a objetivos y tareas de interés común” (Mockus, 94); considerando lo anterior se logra comprender que la ciudadanía también se refiere a “un conjunto de derechos y obligaciones que determinan el carácter de las relaciones entre los individuos de una determinada comunidad política” (99).

Teniendo en cuenta lo anterior se asume el rol del sujeto como ciudadano, el cual introduciéndose en el escenario de ciudadanía, asume el ejercicio de unos derechos, pero de igual manera unos deberes, adjudicándose compromisos que lo ubican en iguales condiciones que los otros sujetos pertenecientes a su comunidad en palabras de Mockus “parte de la construcción del ciudadano es poder ejercer la ciudadanía y realizar acciones que la desarrollen, adquirir la identidad de ciudadano y aceptar que, como tal, tiene los mismos deberes y los mismos derechos de otros ciudadanos” (94).

Discurriendo ahora en el papel del sujeto, se reconoce su actuar en medio de un escenario democrático como el evento que lo consolida finalmente como ciudadano asumiendo que tiene los mismos deberes, pero también los mismos derechos que los demás; en la medida que esto transcurre el sujeto identifica su estado, el cual se direcciona a la solidificación del estatus de ciudadano, pero al mismo tiempo comienza a sumergirse en el contexto de lo político donde actúa y participa, esto simultáneamente le otorga un característica fundamental para su configuración en la sociedad, y esta es “el reconocimiento” en estos términos se logra asimilar que “la democracia ha conducido a una política de reconocimiento igualitario, que la adquirido formas diversas a lo largo de los años y que ahora retorna en la forma de exigencias de un igual estatuto para culturas y géneros” (Taylor, 295), ahora bien, en este contexto democrático, el concepto de igualdad va ligado de manera reciproca al concepto de dignidad, teniendo en cuenta que cuando hay igualdad es más proclive la manifestación de la dignidad para el individuo por ello actualmente “es obvio que este concepto de dignidad es el único compatible con una sociedad democrática (...) pero esto también significa que las formas de reconocimiento igualitario se han convertido en esenciales para la cultura democrática” (295)

Considerando nuevamente el concepto de igualdad, se logra aseverar que la ciudadanía se funda y se crea en la medida que todos los individuos puedan tener los mismos derechos y las mismas oportunidades y donde este pueda concebirse como un agente participativo que puede actuar en el escenario democrático, erigiendo su identidad, consolidando su estatus de ciudadano y construyendo su subjetividad política y de esta manera poder ejecutar el accionar político en medio de su sociedad; en estos términos se logra entender entonces que la articulación de la igualdad el contexto político, establece al individuo en el escenario de lo político donde el logra interactuar y convivir en medio de sujetos diferentes pero con igualdad de condiciones; en este sentido, se logra asimilar que en la medida que el sujeto logra participar en el contexto de lo político puede consolidar su ciudadanía en correspondencia con el ejercicio de sus derechos, en esta medida “la igualdad es un artificio de política, tiene un rango jurídico y constituye un estatus, el estatus de ciudadano, el derecho a tener derechos otorgados a sujetos individuales y distintos pero que comparten un espacio común y desarrollan sus acciones en la esfera pública para reconocerse como ciudadanos y en conjunto, para crear un orden normativo que permita la coordinación de las acciones y de los intereses colectivos” (168).

Ahora bien, en la medida que develamos el concepto de ciudadanía, encontramos que su ser epistémico radica significativamente en la necesidad de reconocimiento del ser y la consolidación del sujeto como agente constructor de una sociedad de la historicidad de esta, en el marco de un ejercicio democrático donde prime la igualdad y la dignidad; en este sentido se concreta el término de ciudadanía como “una “invención”, una forma “inventada” –dijimos- de ejercer la socialidad de la persona en el seno de la sociedad jurídicamente regulada, que conjunta y garantiza a los individuos unas ciertas prerrogativas, como la igualdad, libertad, autonomía y derechos de participación. Es una forma de ser persona en sociedad que parte del reconocimiento del individuo como poseedor de unas posibilidades y de unos derechos” (); respecto a lo anterior se concreta con base al concepto de ciudadanía, la necesidad del ser reconocido en la medida que se forja el ideal de una sociedad de iguales y de individuos dignos, estableciéndose el reconocimiento del individuo como fundamental en el marco del concepto de ciudadano, claro está concibiéndose desde una sociedad democrática; con relación a esto, se logro fortalecer el concepto de tal manera que “el reconocimiento debido no es sólo una cortesía que debemos a la gente; es una necesidad humana vital” (Taylor, 97).

En este orden de ideas es necesario abordar el concepto de ciudadanía desde el ámbito de lo púbico y de lo privado, teniendo en cuenta que desde su ser histórico, estas dos esferas han alimentado el ideal de ciudadano y de igual manera se constituyeron en dos extremos que sometieron a los individuos de una sociedad a una diferenciación en la medida que se configuran las desigualdades, a través la actuación de los sujetos en el escenario público o privado; en consecuencia el Oikos se constituiría en un espacio de la privación y de necesidad y en proporción a ello “un mundo sin libertad, sin distinción, esto es, sin pluralidad y profundamente desigual” (Uribe de Hincapié, 171), no obstante la polis seria el espacio de lo público donde se gesta la libertad y se concibe desde la participación y la igualdad “luminosidad y visibilidad” (171) la realidad del actuar ciudadano; en este sentido identificamos que en la esfera pública, es “donde la política de reconocimiento igualitario ha llegado a desempeñar un papel cada vez mayor” (Taylor, 303).

La ciudadanía entonces se configura en dos dimensiones, una formal que da cuenta de cierta identidad que los individuos adquieren a partir de su pertenencia a la comunidad política relevante, como miembros de un estado-nación… (Castro, 99) y otra sustantiva; ahora bien, el estatus de ciudadano se concibe desde el nacimiento y se configura en la medida que el sujeto participa, actúa y se regula, pero esto no garantiza el ejercicio a plenitud de sus derechos, ni tampoco su participación en los escenarios que intervienen en el marco de la ciudadanía, como el social, el político, el económico, en estos términos tampoco se garantiza la participación del sujeto en la esfera pública, y es aquí donde la dimensión sustantiva entra a regular las condiciones del ciudadano en tanto que lo coloca en condiciones de desigualdad ya que esta “hace referencia a un determinado conjunto de derechos y formas de participación en la vida política, económica y social que no se encuentran garantizados por la mera pertenencia formal a un Estado-nación y cuyo ejercicio efectivo se encuentra sujeto a una serie de determinaciones ancladas en mecanismos de distancia social, en particular en las diferencias de clase, étnicas y de género” (40).

En este sentido Marshall (98), “Distingue tres elementos fundamentales de la ciudadanía: el civil, el político y el social.”(Román, citando a Marshall, 98, 5) Los cuales se direccionan a considerar el sujeto desde su ser integral ubicándolo en diversos espacios que articulados entre sí configuran a un sujeto en una sociedad consolidándolo como ciudadano; considerando lo anterior se desglosa dicha idea pues el ideal de ciudadano radica básicamente en que el pueda actuar en todos los escenarios que lo rodean de manera asertiva, es así que se considera el primer elemento el civil que “está vinculado a los derechos de los que debe gozar una persona para lograr su libertad individual. Tales derechos tienen que ver con la libertad de pensamiento, la libertad religiosa y de los derechos a la propiedad privada, a establecer contratos y a la justicia.” (5)

En esta misma línea se aborda el elemento político el cual “está relacionado con el derecho a participar en el ejercicio del poder político ya sea como miembro de un cuerpo investido de autoridad política o como elector de los miembros para integrar tales cuerpos” (5) y por último el derecho social el cual se ubica en es ámbito de las necesidades básicas que son proclives para que una persona tenga vida digna, en este sentido se “incluye importantes temas tales como el derecho al bienestar, a la seguridad económica, a compartir con el resto de la comunidad la herencia social y a vivir la vida como un ser civilizado de acuerdo con los estándares prevalecientes en la sociedad” (5).

Ahora bien, desde este elemento civil de la ciudadanía, se puede considerar a una persona desde su nacimiento como ciudadano, pues se le conceden los derechos y la necesidad de bienestar; es de esta manera que se puede evidentemente hablar de ciudadanía infantil, y plantearse como un tema que debe ser abordado por la sociedad actual, claro está, incumbe comprender que aunque el niño ya es ciudadano, este tiene que irse consolidando como ciudadano en la medida que actúa en medio de su sociedad exigiendo sus derechos y esto se logra en la medida que la educación interviene en el sujeto, fortaleciendo su accionar social, político, económico.

Abordando lo anterior, se reconoce en la infancia un característica que hasta el momento, solo se le concede a las personas mayores de 18 años y es la ciudadanía; en este sentido, percibimos la experiencia en el aula de preescolar como el evento que consolidad tal afirmación, pues es allí donde los niños y las niñas realizan actos significativos que edifican su ser ciudadano y posteriormente su consolidación, esto se hace evidente en la constante participación de los estudiantes en el aula en construcción conjunta de conocimiento con el maestro, además en sus actos de colectivización, en sus actos de quebrantamiento de norma y posterior corrección, en la exigencia de sus derechos, en los momentos donde ellos y ellas corrigen al otro, y asimismo en las decisiones que los afectan denotándoles acciones de ciudadano pues, “la posibilidad de ser tomados en cuenta, sobre todo aquellos aspectos que nos afectan como sujetos, tanto en los individual como en los colectivo” (Bernard Van Leer pág. 4) esto, demuestra enfáticamente, que realmente los niños y las niñas tienen una conciencia ciudadana que se solidifican con el movimiento de la experiencia y de sus reflexiones, en esto subyace específicamente, el derecho de participación que sobreviene conexo a la construcción de ciudadanía, y esto brinda la oportunidad a los pequeños y las pequeñas de seguir edificando su ciudadanía en la medida que comienzan a reconocer sus propios gustos, y de esta manera formar su criterio para discutir sobre las cosas que los y las comprometan directamente y así, empezar a consolidar su ciudadanía.

Es de este modo que denotamos la participación como un asunto indispensable para consolidar el ejercicio ciudadano pues y particularmente en los chicos y chicas esta puede significar el paso temprano a un quehacer indudablemente ciudadano ya que “la participación es un proceso formativo e informativo que permite a los niños, niñas y adolescentes, ser protagonistas se sus cambios y el curso de su vida. Es por tanto, una condición básica para el mejoramiento de la de la real situación de la vida de niños y niñas, que fomenta el despliegue de sus capacidades en los aspectos más variados de su vida” (Bernard Van Leer pág. 6); y es durante su vida cotidiana que los pequeños y las pequeñas consolidan sus actitudes de ciudadano, ejerciendo sus derechos y deberes de tal forma que el tal estatus de ciudadano, se fortalezca día a día.
Ahora bien, en este sentido, encontramos las afirmaciones de Lansdown y Hart (2005) quienes afirman las apreciaciones anteriores donde la participación es un evento que consolidad a el niño y la niña en el escenario de ciudadanía, es de esta manera que “la ciudadanía infantil está directamente ligada a la participación que logran tener los niños y niñas en el ámbito de lo público” (Giraldo y Román, citando a Lansdown y Hart, 22); en la medida que el pequeño y la pequeña participa, exhibe sus ideas, sus desacuerdos, sus opiniones, y esto se da en un espacio de lo político donde se evidencian esas interrelaciones que “permiten dar voz y lugar al niño y la niña para fortalecer su propia identidad y ratificar su per tenencia a la comunidad que los recibe y los acoge” (22).

Considerando el marco del derecho, también se puede abordar el concepto de ciudadanía infantil pues es en la medida que los niños y las niñas tienen, reconocen, exigen y viven su derechos es que se configura y se consolidad su ciudadanía, frente a esto Cussiánovich plantea lo siguiente, “romper el estrecho cerco legal se la ciudadanía ligada a la mayoría de edad y remitirnos a lo que algunos han llamado la ciudadanía social o más ampliamente cultural, la misma que no está fundada en el formal reconocimiento de los derechos, sino estatus, en lugar, en la función, en el tipo de ubicación en las relaciones sociales de producción material y espiritual se asignan al niño en un determinado colectivo con una cosmovisión especifica, con tradiciones, creencias y costumbres” (2005, 20), es de este modo que ser ciudadano infantil nos remite a la reivindicación de el niño y de la niña como sujeto de derecho y sobre todo “el reconocimiento de sus derechos sociales y culturales, esto es, de la lucha por la exigencia de todas aquellas condiciones sociales que favorezcan su desarrollo, protección, y bienestar como personas, sujetos y ciudadanos” (23)

Pero se debe tener en cuenta que “el individuo no nace miembro de una sociedad: nace con una predisposición hacia la socialidad, y luego llega a ser miembro de una sociedad”; y aunque en este caso el niño y la niña sean considerados como un ciudadano, necesita de unas bases educativas para que se configure con “buen ciudadano”, en este sentido, se concibe la posibilidad de formar para la ciudadanía y es aquí donde las competencias ciudadanas, la escuela y el maestro entrar a regular esta formación y a considerar que también “nos hacemos ciudadanos” (Mockus, 2004).

Teniendo en cuenta lo anterior, Mockus también concibe la idea del ciudadano en la medida que este es formado en medio de su sociedad y comprende cómo es que vive un ciudadano “un buen ciudadano, un ciudadano competente, es quien sabe y tiene un conjunto de habilidades, conocimientos, disposiciones y actitudes favorables al desarrollo de la ciudadanía, que facilitan y propician su propia participación como ciudadano y también, los procesos colectivos de construcción de ciudadanía.” en suma a esto, se retoma la idea del actuar individual inmerso en un colectivo y para ello en necesario que el individuo desarrolle unas competencias que sean proclives a un adecuado comportamiento y así pueda consolidar un actuar consecuente con el actuar del ciudadano, en estos términos, se abordara el concepto de competencia y de esta manera concretar el porqué de la necesidad de favorecer a través de la educación la formación de ciudadanos y ciudadanas que emprenden una meta ser ciudadano, “las competencias ciudadanas se enmarcan en la perspectiva de derechos y brindan herramientas básicas para que cada persona pueda respetar, defender y promover los derechos fundamentales, relacionándolos con las situaciones de la vida cotidiana en las que éstos pueden ser vulnerados, tanto por las propias acciones, como por las acciones de otros. En esas situaciones, las competencias ciudadanas representan las habilidades y los conocimientos necesarios para construir convivencia, participar democrática y valorar el pluralismo” (MEN, 2003, 6)

Considerando la formación en competencias ciudadanas, el sujeto debe establecer para sí mismo “el conjunto de conocimientos y de habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas que, articulados entre sí, hacen posible que el ciudadano actúe de manera constructiva en la sociedad democrática.” (pág. 8), es aquí donde se concibe la posibilidad de que el sujeto tenga una plenitud en todo los aspectos de su vida el social, el político, el psicológico, emocional entre otros, articulando a su que hacer como ciudadano un acumulado de habilidades que sean proclives a que su comportamiento sea el adecuado, además, sus relaciones con los otros conciban una convivencia ciudadana.

Abordando a Chaux, podemos comprender que “en el caso específico de las competencias ciudadanas, los estándares establecen lo que los estudiantes deben saber y saber hacer para poder participar constructivamente en una sociedad democrática. Se refieren a saber interactuar de manera que promuevan la convivencia y el respeto a los derechos humanos y que contribuyan al bien común.” (2004), respecto a esto, se reitera la necesidad de actuar en medio de una sociedad, concibiendo la igualdad de derechos y participando de manera que se configuren escenarios de ciudadanos actuando en la esfera pública, en un contexto democrático donde se devele en propiedad el verdadero significante de ser ciudadano.
En el ámbito de la escuela se puede acentuar la formación de ciudadanos, en la medida que se creen alternativas consecuentes con el actuar ciudadano es, de esta manera que para que los individuos y en este caso los estudiantes logren involucrase en el escenario de la ciudadanía, “los profesores deben dar el espacio para analizar y construir valores, y si quieren dar su posición, que lo hagan, pero no como dueños de la verdad" (…) "La idea es que el maestro también se sienta en un proceso de crecimiento, como sus estudiantes; nos necesitamos entre todos para poder avanzar".(Chaux, 2004)
“En este sentido, la educación tiene el compromiso de contribuir para que las personas logren competencias que les permitan desenvolverse adecuadamente en la sociedad, que sea factor de inclusión o al menos posibilite luchar contra la discriminación social.”
Reconociendo algunas conclusiones se entiende que la igualdad, la dignidad y el reconocimiento forman parte indispensable de la configuración de un ciudadano, y es en la medida que se le otorgan estas características que el sujeto puede consolidad su ciudadanía.
El ciudadano es aquel que logra entender que tiene unos derechos y por lo tanto los exige y de esta manera puede constituirse actor de una sociedad en la que está inmerso para ser protagonista no solo espectador.

Y finalmente y aunque se podrían delimitar muchas mas conclusiones a partir del concepto de ciudadanía nos remitimos a resumir todo en algo dicho por Mockus “Ser ciudadano es terriblemente complejo; requiere, además de habilidades, conocimientos, actitudes y hábitos colectivos” (2004); no obstante, esto no significa que se imposible ser ciudadano pues en la medida que se geste la participación, la emancipación la igualdad, la dignidad, la exigencia de derechos y la coherencia con los actos, se consolidan procesos de construcción ciudadana que permitirán develar finalmente el verdadero retorno del ciudadano a la sociedad democrática.



BIBLIOGRAFIA

Doc. El retorno del ciudadano: los inestables territorios de la ciudadanía en América Latina, Pemilo latinoamericano, México. Vol. 8, nº 4, junio, 1999
TAYLOR Charles. Argumentos filosóficos, ensayos sobre el conocimiento, el lenguaje y la modernidad. Barcelona. Paidos, 1997. 382 p.
La formación de ciudadanos: la escuela un escenario posible
Uribe de hincapié, María Teresa. Esfera pública acción política y ciudadanía una mirada desde Hannah Arendt, 2001
MOCKUS, Antanas. ¿Por qué competencias ciudadanas en Colombia? Tomado de: Altablero nº 27, febrero-marzo, 2004
CHAUX, Enrique. EDUCACIÓN para vivir en sociedad Tomado de : Al tablero No. 27 de febrero- marzo de 2004.
VÉLEZ WHITE, María Cecilia y otros. Formar para la ciudadanía si es posible, editorial IPSA, noviembre 2003.

CIUDADANIA INFANTIL UNA VISION HISTORICA


CIUDADANÍA, HISTORIA E INFANCIA
Diana Cristina Peláez Bermúdez

Para hablar de ciudadanía, se hace necesario remitirse sin duda alguna a sus orígenes, umbrales o arranques que marcaron la historia de los hombres y de la sociedad. La historia que se remonta en occidente a los antiguos griegos, donde ser ciudadano equivalía a no ser esclavo, mujer, menor de treinta años o dependiente de un amo. La ciudadanía era concebida como aquella condición básica de la que gozaba el individuo, que luego de ser redimido del mundo de la dependencia doméstica (el oikos), podía participar plenamente en la esfera pública; condición que le permitía pertenecer a la comunidad política (la polis). El ciudadano, tanto si era rico como si era pobre, tenía la responsabilidad de acudir a la asamblea y tomar parte en los debates públicos acerca de los asuntos de la ciudad.
Para los griegos de la época clásica, ser ciudadano significaba sobre todo ocuparse de las cuestiones públicas y hacerlo mediante la deliberación, es decir, mediante una discusión abierta en la que se intercambian argumentos, razones y opiniones hasta alcanzar juntos un acuerdo acerca de lo que conviene hacer en cada caso. Este procedimiento se completaba con la votación como último recurso, después de haber deliberado juntos un tiempo suficiente. La participación se regía bajo principios de igualdad ante la ley (sonomía) e igualdad ante la palabra (isegoría), también bajo la Koinonía o comunidad de cooperación para alcanzar el bien público, el bien de todos, en lugar de centrarse en el bien particular.

Sin embargo esta participación no era para todos, pues se trataba de una ciudadanía excluyente, no inclusiva, donde únicamente eran ciudadanos los varones adultos que reunían ciertos requisitos establecidos por las leyes, quedando siempre excluidas las mujeres, los niños y jóvenes, los residentes extranjeros y los esclavos. Por tanto, la inmensa mayoría de la población carecía del estatuto de ciudadanía.

Para los antiguos romanos, la ciudadanía consistía sobre todo en el reconocimiento legal de algunas personas como miembros de pleno derecho de la República, y más tarde del Imperio. Esto significaba que el ciudadano era aquel que gozaba de la protección jurídica otorgada por las leyes y las instituciones. Entre los deberes del ciudadano romano se encontraban pagar impuestos y formar parte del ejército.

De otro lado, aunque las raíces de la ciudadanía sean griegas y romanas, el concepto actual de ciudadano procede sobre todo de los siglos XVII y XVIII, de las revoluciones francesa, inglesa y americana. Época en la cual, se redactó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), donde el ser humano, por el mero hecho de serlo, tiene una dignidad y unos derechos inviolables de tipo POLÍTICO que le indican tomar parte en las decisiones de la comunidad y de tipo CIVIL que refieren la igualdad ante la ley o libertad de expresión. En la declaración se definen los derechos "naturales e imprescriptibles" como la libertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión. Asimismo, reconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la justicia

Posteriormente el concepto de ciudadanía, tendría más fuerza e influencia en la reflexión política y social del siglo XX; tras los planteamientos de T. H. Marshall en una conferencia dictada Cambridge (Inglaterra) en 1949 denominada “Ciudadanía y clase social”; en ella Marshall dividía la ciudadanía en tres elementos: civil (“los derechos necesarios para la libertad individual”), política (“el derecho de participar en el ejercicio del poder político”) y social (“el derecho a un mínimo bienestar económico y seguridad al derecho a participar del patrimonio social”), cada uno de los cuales tomó forma en un momento diferente de la historia: los derechos civiles en el siglo XVIII, los políticos en el XIX y los sociales en el XX. En este sentido Marshall proclama que sólo existe la ciudadanía plena cuando se tienen los tres tipos de derechos, y que los mismos están en función de la clase social a la que se pertenezca, igualmente la define como "aquel estatus que se concede a los miembros de pleno derecho de una comunidad”[1], lo que no excluye la desigualdad de estatus ni la presencia de miembros sin plenos derechos en la sociedad.

Por su parte, Hannah Arendt (1958) pensadora judía de origen alemán que se exilió en Estados Unidos bajo la persecución nazi, ilustrada bajo pensamientos republicanos, indica lo público como la esfera del ciudadano, donde justamente estos últimos son individuos singulares que han dejado atrás, en la esfera privada, sus identidades, es decir, características propias que lo diferencian de lo demás, de los otros y que en unión haría una sociedad plural, es decir la distinción entre los individuos que al mismo tiempo comparten el mundo de lo público, donde son considerados como iguales en tanto desarrollan prácticas que buscan continuamente el bien común y cuentan con los mismos derechos y deberes ciudadanos.

Bajo esta perspectiva, retomamos los planteamientos de Cortina (1997) donde define la ciudadanía como una relación de doble vía entre el sujeto y la comunidad, relación que garantiza los derechos que la comunidad reconoce como legítimos. Una comunidad o sociedad plural, donde es importante escuchar las voces de todos y de esta manera constituir una ciudadanía activa. De acuerdo con esta autora, aunque los conceptos de ciudadano y ciudadanía tienen un origen político, jurídico y económico, éstos hacen referencia a lazos sociales y no políticos. Para la autora, el ciudadano es ante todo un miembro de la sociedad civil.

Una sociedad civil compuesta por instituciones sociales, que de una u otra manera contribuyen a formar los valores de una sociedad. Donde formar para la ciudadanía no es solo una labor de la familia y la escuela, sino un compromiso de todos. Una educación fundamentada en competencias que permitan la construcción de herramientas básicas para que cada persona pueda respetar, defender y promover los derechos fundamentales, aquellos inherentes al ser humano y que pertenecen a toda persona en razón a su dignidad humana.
Complementamos esta idea con el argumento de Cussiánovich (2005), donde especifica la ciudadanía como una manera de entender las relaciones sociales en igualdad, libertad y no sometimiento o dependencia, no en una jerarquía que discrimina y excluye, un concepto de ciudadanía pensado desde la experiencia y la reflexión de los niños, niñas y adolescentes. Desde aquel niño y niña que nace ciudadano en cuanto humano, en cuanto sujeto de derecho y que a lo largo de su vida reafirma en cuanto es miembro de una sociedad histórica y culturalmente determinada. Un ciudadano definido por su relación con el Estado y por organizarse con otros ciudadanos para emprender acciones colectivas en torno a objetivos y tareas de interés común. Mockus (2004)

A partir de estos planteamientos, es posible adentrarnos en lo que denominamos ciudadanía infantil, la cual se ha constituido en un tema polémico en nuestra época. Tras la declaración internacional de los derechos del niño en 1959, se busca trascender la representación de la infancia como minoría de edad, y dar lugar a la visión integral de los niños y las niñas en su plenitud de derechos. Sin embargo, la ciudadanía infantil se ve atravesada por un sinnúmero de discusiones enmarcadas sobre la capacidad y competencias de los niños y las niñas para ser ciudadanos, de los reparos que los términos legales habrían de asumir al enfocarse en la niñez, es un reto y un compromiso conceptual por la limitada literatura existente que hace difícil su reconocimiento, una lucha legal, jurídico, social y cultural que la harán parte importante y protagónica de la historia de los hombres.

Finalmente, concluimos con la frase de EMERSON, Ralph Waldo (1846) donde afirma que “la ciudadanía es el derecho básico del hombre, porque es nada menos que el derecho a tener derechos” y todos los tenemos. He ahí pues la tarea que emprendemos, de que todos y todas sin límite de edad, raza, sexo o nacionalidad seamos ciudadanos del mundo.




FUENTES DE INFORMACION:
ü Brailovsky, D. Sujeto político y sujeto de derecho. Algunos apuntes acerca de la literatura académica sobre niñez y ciudadanía. En Coordenadas en Investigación Educativa. Extraído el 16 del Junio de 2009 desde http://www.educared.org.ar/biblioteca/coordenadas
ü Castro, J. E. (1999, Junio). El retorno del ciudadano: los inestables territorios de la ciudadanía en América Latina. Perfiles latinoamericanos. Vol. 8, no. 4. p.p. 39-62. México.
ü Cortina, A. (1997). Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía, Madrid: Alianza editorial.
ü Cussiánovich, A. Participación ciudadana desde el paradigma del protagonismo, II Congreso mundial de Infancia y Adolescencia “Ciudadania desde la niñez y adolescencia y exigibilidad de sus derechos” Lima Perú, 2005
ü Marshall T. H. Ciudadanía y Clase social. Extraído el 7 de Septiembre de 2009 desde http://www.inau.gub.uy/biblioteca/seminario09/Marshall.pdf
ü Uribe de Hincapié, M. T. (2001, Julio – Diciembre). Esfera pública, acción política y ciudadanía. Una mirada desde Hannah Arendt. En: Estudios Políticos. 19. p. p. 164-184. Medellín

[1] T.H. MARSHALL, Ciudadanía y clase social

LA CIUDADANIA DE LOS NIÑOS UN REALIDAD CONCRETADA POR FRANCESCO TONUCCI



La ciudad de los niños, de Francesco Tonucci



La niñez vista por los ojos del pedagogo italiano, Francesco Tonucci.
Sus libros , sus viñetas y su innovador proyecto: “La Ciudad de los Niños”
MalenaexpatBuenos Aires, ArgentinaNoviembre 2008

A Francesco Tonucci , lo conocí hace tres años en Lima, Perú. A pedido de una muy querida amiga, llevé a Francesco y a Chiqui Gonzalez, hoy Ministra de Innovación y Cultura de Argentina, a visitar una escuela muy especial en Pachacamac. Fue muy enriquecedor escucharlos hablar de los niños durante un distendido domingo limeño, compartiendo amigos y la comida peruana. Ese día me enamoré de su proyecto.
A partir de ese momento siento la necesidad de dar a conocer sus reflexiones pues creo que tiene muchas soluciones para cambiar los males de nuestras ciudades, acercarnos a nuestros hijos, escuchándolos y aprendiendo de ellos.
Francesco Tonucci delineó sus primeras viñetas hace más de 35 años, creó así un modo de comunicar de manera más directa y a más público. De la mano de la ironía y con el seudónimo Frato, pudo ingresar a la escuela, provocándola para que se ría un poco de sí misma. El piensa que actualmente la escuela sigue siendo sólo para unos pocos, para los hijos "inteligentes" que tienen buena familia. En cambio, los que no tienen una motivación, los que no tienen una familia atrás, generalmente fracasan. Es común escuchar frases como: "Lo siento, señora, pero su hijo no me sigue", "No está interesado, no tiene bases, tendría que recuperar". Son todas frases impresionantes, ¿qué significa "No me sigue"?, ¿quién tiene que seguir a quién? Yo creo que la escuela debería seguir a los niños y no los niños seguir a la escuela. En pocas palabras, una escuela para todos debería reconocer a todos los niños el derecho a llevar consigo todo lo que saben. La escuela debería empezar siempre con la escucha y no con la propuesta. Doy la palabra porque estoy interesado en saber lo que piensan mis alumnos, y todo lo que piensan lo ponemos en la mesa y empezamos a trabajar. Trabajamos sobre lo suyo, no sobre lo mío.
Francesco Tonucci nos cuenta sus principales preocupaciones en torno a la niñez, que tienen que ver con la soledad y la falta de autonomía de movimiento de los niños, problemas que desde hace más de diez años propone solucionar multiplicando por el mundo su proyecto "Ciudad de los Niños".
Este proyecto lo comenzó en su ciudad natal, Fano, Italia y ahora se aplica con éxito a varias ciudades de Italia, España y Argentina. Estas ciudades se agruparon en La Red. La Ciudad de los Niños, propone a los alcaldes, una nueva filosofía de gobierno, adoptando a los niños como parámetro de valoración, de proyección y de cambio de la ciudad.


Para Tonucci, actualmente los niños tienen dificultades para vivir la infancia porque, por un lado, acceden a conocimientos adultos de una forma muy precoz; y por otro lado, se quedan inmaduros porque no desarrollan capacidades autónomas de moverse; por lo cual llegan a la adolescencia con una cabeza enorme y con brazos y piernas pequeñita. Antes los niños no sabían casi nada y hoy saben todo. Y frente a este enorme crecimiento de la capacidad de información, ha descendido totalmente la autonomía de movimiento. Esto significa que los niños no saben hacer casi nada, no tienen la experiencia de moverse, de practicar el espacio y el tiempo, de vivir la experiencia y la emoción de la aventura, del descubrimiento, del riesgo y del placer. Todo el proyecto de la Ciudad de los Niños nace con la preocupación de restituir la ciudad a las niñas y a los niños.
“La diferencia entre un niño de cinco años de hoy y cuando yo tenía su edad, es que yo tenía mucho tiempo sin adultos”, nos cuenta Tonucci. Hoy la gran preocupación es enseñarles todos los peligros. Los chicos crecen en ciudades cada vez más peligrosas. Sin embargo, el pedagogo italiano propone que los chicos vuelvan a estar solos en la calle porque, según él, la libertad es el único camino hacia la prudencia.
“Si los adultos les imponen todo, ellos no pueden construir sus propios valores y reglas”, reflexiona y agrega: “nosotros proponemos que los niños vayan a la escuela sin ser acompañados por adultos. Los padres suelen tener miedo de que los niños salgan a la calle porque hay inseguridad. Al contrario, si van afuera producen seguridad. Por otro lado, los niños que se mueven solos recuperan también una manera de vivir la infancia. Dos aspectos siempre me llamaron la atención. Los niños que van solos al colegio son más puntuales que los demás, se hacen cargo. El otro aspecto divertido es que esta pequeña autonomía se transforma en un espacio social que los niños disfrutan”.
Los niños de Roma se organizan para llegar un cuarto de hora antes a la escuela, para jugar juntos en la puerta de la escuela. Cuando se les pregunta por qué les gusta tanto ir a la escuela solos, muchos contestan: "Porque así podemos hablar entre nosotros"
En tres municipios de Roma, los niños de seis y siete años van solos al colegio. Los padres y los comerciantes del barrio controlan, pero sin que los niños lo sepan. Para ellos es un gran regalo, se sienten reconocidos y se hacen más responsables. Y, curiosamente, esos barrios se vuelven más seguros. La infancia está presa y tenemos que liberarla. La infancia vuelve si las condiciones lo permiten.
Los niños que participan en el proyecto La Ciudad de los Niños (en 100 ciudades italianas, españolas y argentinas) piden lo mismo en sus reuniones con los alcaldes:
Menos automóviles en las calles porque estos crean peligro y el peligro impide su autonomía.

Disculpen la molestia, estamos jugando por ustedes
Los niños necesitan espacios, dentro de un clima de control social, donde ellos puedan hacer lo que quieran: pisar el césped, subirse a los árboles y jugar con las lagartijas. Los pequeños no quieren estar recluidos en su habitación para jugar, ni en ludotecas, ni en todos esos espacios que construimos para que estén controlados. Lo que hace un niño controlado por un adulto es distinto de lo que hace solo. Están perdiendo esa posibilidad de vivir experiencias solos y por tanto la posibilidad de jugar.
Los niños están proponiendo que la ciudad retome el espacio público, como público.
Reivindican la necesidad de jugar. Un niño de Roma le dijo al Alcalde, “Estaba jugando en la plaza y un guardia me quitó la pelota”. Los niños tienen derecho a jugar en las plazas públicas. ¿Con la pelota? Sí
Plazas con pelotas y sin coches. Los niños deben poder jugar como quieran ellos. Las ciudades deben transformarse en lugares donde los niños puedan ser niños. Y los que más preocupan a Tonucci son los de tres a seis años, porque les estamos robando la autonomía, herramienta básica de futuro.
Hoy educar significa pedir a los niños que dejen de comportarse como niños y lo hagan como adultos. Esto se soluciona escuchando sus tonterías, porque cuando un niño dice una tontería es algo que no ha oído de sus padres ni de sus maestros.
Nuestro pedagogo nos cuenta: “En mi infancia hacer un amigo nuevo era un riesgo que requería capacidad de conocimiento de los otros, y me parece un valor enorme”. La dificultad que hoy tienen los jóvenes de crear pareja estable se debe a que les faltó la experiencia de crear relaciones que tuvieran que afrontar solos. El riesgo asusta. El riesgo es un componente esencial del desarrollo. Sería deseable que los niños encontraran sus obstáculos en el momento útil, medir si pueden saltar un riachuelo o si les compensa relacionarse con alguien. Hay quien opina que ya tendrán tiempo… Los pequeños pasan sus días frente a adultos instructores, les es difícil hacer cosas raras. Así se va alimentando una necesidad de riesgo acumulada que expresará con su primera moto y en las salidas nocturnas. Los niños no son aspirantes suicidas, no buscan situaciones que no puedan dominar porque se trata de jugar. A cambio de impedirles ese juego exploratorio les damos protección y posibilidad de adquirir muchas cosas. Se crea así una relación perversa entre un niño que quiere mucho y un adulto que piensa que tiene que dar mucho para compensar lo que no puede darle. Los regalitos continuos destruyen la capacidad de juego. Los chicos de clases medias y altas tienen dificultades para salir de sus casas a encontrarse con otros niños que no conocen. Esta experiencia de encuentro entre pares es muy interesante: hay que elaborar estrategias para ver si yo puedo jugar contigo o si eres peligroso para mí. La gente dice que los chicos de hoy no tienen valores ni reglas. “Si me lleva al colegio mi mamá, a mí no me toca ocuparme del tiempo”. Los chicos de las sociedades ricas tampoco experimentan la espera. Y es importante para los chicos desear y aburrirse con amigos, en un ambiente al aire libre, que permite inventar algo nuevo cada día.
Vivimos en un mundo globalizado donde parece que lo más importante que tenemos para compartir es el miedo. Y tener miedo significa ponerse en una posición de debilidad.
Hay que acompañar “pero de lejos”. Como decía un niño argentino: “Los niños aprenden mucho más jugando que estudiando, haciendo que mirando”. El juego que hacen solos sin el control de los adultos es la forma cultural más alta que toca un niño.
Los niños que han podido jugar bien y durante mucho tiempo serán adultos mejores. Según Tonucci, todas las crisis de la juventud se gestan en la primera infancia y un adulto sano es el resultado de un niño que ha jugado mucho y ha tenido autonomía, el juego da recursos para la vida.
"Los niños no pueden estar siempre bajo el control adulto; si no, acumulan un deseo de riesgo que va a explotar cuando tengan, por primera vez, la llave de casa. Esto puede ser un elemento de peligro durante la adolescencia. Si llevamos a nuestros hijos de la mano o con el coche hasta los 13 años y a los 14 les regalamos una moto, esos adolescentes se van a accidentar", grafica Tonucci.
Los chicos de clases medias y altas tienen dificultades para salir de sus casas a encontrarse con otros niños que no conocen. Esta experiencia de encuentro entre pares es muy interesante: hay que elaborar estrategias para ver si yo puedo jugar contigo o si eres peligroso para mí.
La soledad es la grave enfermedad de los niños que hoy viven en las ciudades ricas. Familias de hijos únicos, sin compañeros dentro de su propia casa y, debido al peligro ambiental, sin posibilidad de salir a buscarlos. Tienen a sus compañeros de escuela. Amigos institucionales, compañeros controlables.
Los chicos de las sociedades ricas tampoco experimentan la espera. Y es importante para los chicos desear y aburrirse con amigos, en un ambiente al aire libre, que permite inventar algo nuevo cada día.
Vivimos en un mundo globalizado donde parece que lo más importante que tenemos para compartir es el miedo. Y tener miedo significa ponerse en una posición de debilidad.
Para terminar, una reflexión de Francesco Tonucci “Yo me acuerdo bien de mi infancia y los niños tenían muchas dificultades. Las condiciones de vida han mejorado muchísimo. Por eso, nunca he pensado en volver atrás. Es verdad que nos desarrollamos perdiendo muchas cosas y que hay que recuperar ciertas costumbres. En definitiva, creo que se puede ir hacia adelante de otra manera”
Los invito a visitar el sitio en Internet de “La Ciudad de los Niños”:
http://www.lacittadeibambini.org/spagnolo/interna.htm
Francesco Tonucci, nació en Fano, Italia, en 1941. Se diplomó como profesor en 1958 y, en 1963, se graduó en Pedagogía, en la Universidad Católica de Milan. A los 28 años recibió su primera distinción en ese campo y comenzó a satirizar la realidad de la escuela a través del seudónimo "Frato".
Trabajó como maestro de escuela primaria y, en 1966, se convirtió en investigador en el Instituto Psicológico del Consejo Nacional de Investigación, del que -en 1982- presidió el Departamento de Psicopedagogía, que lleva adelante el programa de educación ambiental, cuyo objetivo es crear una base de datos para y por los niños.
El interés de sus investigaciones se centra en el desarrollo cognitivo de los chicos, el pensamiento infantil y su comportamiento y la relación entre la congnición de los niños y la metodología educacional.
En 1991 desarrolló en su pueblo natal el proyecto de Ciudad de los Niños, considerado una nueva forma de concebir la ciudad, con los niños como punto de referencia. El proyecto fue más que exitoso, extendiéndose a diversos puntos del mundo.
En 1997 fue nombrado presidente del "Comité Italiano de Televisión y Menores", dedicado a la protección de los niños.
Entre sus libros, se destacan: "Por una escuela alternativa", "Con ojos de niño", "Niño se nace", "Cómo ser niño", "¿Enseñar o aprender?" y “Cuando los niños dicen: Basta” entre otros.

DERECHOS DE LOS NIÑOS

la decaracion de los derechos del niños no solo fue un avance en el desarrollo del mundo, sino que tambien represento un cambio en el trato a los niños, los cuales eran de alguna manera invisibles en la sociedad o considerados sujetos de proteccion, pero, cuando sus derechos son proclamados, ellos pasan a ser unos sujetos con derechos y posibilidades de participar en todos ls asuntos que los afectan directamente, escucha esta cancion y observa las imagenes y comienza a identificar la necesidad de posibilitar una vision mas amplia de los derechos del niño
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http://www.youtube.com/watch?v=7xhuvkwPaG0&feature=related